Nuevo libro sobre: "El enigma del Santo Sudario"

Nuevo libro sobre: "El enigma del Santo Sudario

José Manuel García Bautista, periodista especializado en historia y misterio recopila en el libro “El enigma del Santo Sudario” las investigaciones y opiniones que se han realizado sobre una de las reliquias que más interés ha generado durante siglos y a la que se atribuye haber sido el lienzo en el que fue envuelto el cuerpo de Jesucristo tras morir en la cruz.

“¿Es el rostro de Jesús de Nazaret el que se esconde tras las marcas del Santo Sudario? ¿Qué posibilidades hay de que un lienzo del siglo I haya sobrevivido hasta nuestros días? ¿Por qué razón el Santo Sudario ha estado rodeada de tanta polémica casi desde que se tiene conocimiento de su llegada a Europa?”, son algunas de las preguntas que el autor trata de responder.

El Santo Sudario se encuentra custodiada en la Catedral de San Juan Bautista (Turín). Su exhibición u ostensión se realiza únicamente en unas fechas concretas, y se muestra al público dentro de un relicario a prueba de elementos destructivos, tales como terremotos e incendios, aunque de éstos ya ha sobrevivido a varios, el último ocurrido la noche del 12 de abril de 1997.

En el lino se halla la impronta de un hombre de entre 1,80 y 1,82 metros de estatura y tiene una longitud de 4,36 metros de largo por 1,10 metros de ancho. Además, presenta unas marcas triangulares que ocupan ocho posiciones a izquierda y derecha del crucificado y que fueron provocadas por un incendio ocurrido en 1532 en el lugar donde se veneraba por aquella época: el Palacio Ducal de Chambéry, en Francia.

El segundo grupo de marcas que llama la atención son manchas semicirculares que se encuentran junto a las quemaduras triangulares y que fueron causadas por el agua que se vertió sobre el arca y el lienzo durante el primer incendio para reducir la temperatura del metal y evitar que más gotas de plata fundida cayeran sobre el lino.


Datación por radiocarbono:

En 1988, la Iglesia encargó que se realizara una prueba de datación por radiocarbono, o prueba del carbono 14 (C-14) para determinar la edad real de la tela. El comunicado que emitió la Iglesia tras obtener los resultados señalaba que, con un grado de confianza del 95%, el tejido del Sudario correspondía a una fecha comprendida entre el año 1260 y el 1390, es decir, que sería bastante posterior a la muerte de Jesucristo. Sin embargo, tal y como cuenta el autor, la prueba abrió nuevos interrogantes y puso en duda la datación por radiocarbono.

Uno de los Papas que más ha defendido la Sábana Santa de Turín fue Juan Pablo II, que la catalogó de reliquia y que se refirió a la impronta que se contempla en la Síndone como “un reto a la inteligencia”, ya que la ciencia no ha podido explicar satisfactoriamente cómo se formó, ni tampoco ha sido capaz de reproducirla, con las mismas características, en un laboratorio.

“Lo confieso: el santo Sudario de Turín es uno de mis enigmas favoritos. Y lo es no tanto por la relevancia del personaje que supuestamente envolvió o por sus implicaciones religiosas y sociales, como por la contradicción que supone su existencia -apunta García Bautista-. Si resulta que la mortaja es auténtica, la génesis de la imagen que contiene resulta un desafío en términos científicos. Sería la materialización de un milagro, algo que, como el lector ya imaginará, la ciencia nunca querrá admitir”.
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