El efecto pigmalión

El efecto pigmalión

Historia

Pigmalión era un escultor que vivia en la Isla de Creta en Grecia, quien buscó durante muchísimo tiempo a una mujer con la cual casarse. Pero con una condición: debía ser la mujer perfecta. Frustrado en su búsqueda, decidió no casarse y dedicar su tiempo a crear esculturas preciosas para compensar la ausencia. Una de estas, Galatea, era tan bella que Pigmalión se enamoró de ella.

Mediante la intervención de Afrodita, Pigmalión soñó que Galatea cobraba vida. En la obra Las metamorfosis, de Ovidio, se relata así el mito:


Pigmalión se dirigió a la estatua y, al tocarla, le pareció que estaba caliente, que el marfil se ablandaba y que, deponiendo su dureza, cedía a los dedos suavemente, como la cera del monte Himeto se ablanda a los rayos del Sol y se deja manejar con los dedos, tomando varias figuras y haciéndose más dócil y blanda con el manejo. Al verlo, Pigmalión se llena de un gran gozo mezclado de temor, creyendo que se engañaba. Volvió a tocar la estatua otra vez y se cercioró de que era un cuerpo flexible y que las venas daban sus pulsaciones al explorarlas con los dedos.

Al despertar, Pigmalión se encontró con Afrodita, quien, conmovida por el deseo del rey, le dijo "mereces la felicidad, una felicidad que tú mismo has plasmado. Aquí tienes a la reina que has buscado. Ámala y defiéndela del mal". Y así fue como Galatea se convirtió en humana.


El poder de creer 

Hace un tiempo leía que las partículas de agua reaccionaban al hablarle. Por ejemplo, al colocar un vaso de agua y decirle todos los días cosas bonitas, el agua es capaz de percibir y almacenar energía positiva y al congelarse formará cristales de hielo perfectamente hermosos. En cambio, si al vaso de agua se le insulta y se le dice cosas denigrantes, al congelarse formará cristales deformes.

Ahora bien, traigo esta acotación, porque ustedes no se imaginan el daño que le hacemos a una persona cuando la juzgamos y somos crueles al criticarla, por ser gorda, por poner un ejemplo. Un ser de sentimientos que siente y padece. Si a un niño, sus padres le manifiestan todo el tiempo que no sirve para nada, ¿cuál crees que será el resultado en su vida adulta?

Para reflexionar, ¿cómo expresamos a nuestros seres queridos una queja?, ¿cómo puede afectar el decir con reproches y caer en insultos?, ¿que le estamos transmitiendo a esa persona?, claro está, sin dejar a un lado el pensamiento crítico, pero haciendo uso de las palabras adecuadas.

Las palabras tienen poder, el efecto pigmalión es un fenómeno positivo, al que debemos sacarle provecho, agregando valor a las personas en especial a los niños y jóvenes. El efecto pigmalión es transformar a través del amor, es guiar, es motivar, es celebrar, es respetar, es oír, es acompañar, es perdonar y no juzgar.

Es decir, el efecto Pigmalión se produce por lo que comunicamos a través de nuestros gestos, actitudes y mensajes implícitos en lo que decimos. Por lo que si queremos buenos resultados, tenemos que creer en nuestras palabras. Se trata, por una parte, de sacarle el máximo partido a las posibilidades reales; y por otra, no imponer creencias limitantes, sino ayudar a las personas de nuestro entorno a superarse.

Es vital cambiar el modo de expresarse y de formular nuestras afirmaciones, preguntas y comentarios, así como la actitud, la forma de mirar, el tono de voz que utilizamos al hablar para decir lo que queremos transmitir. En este sentido, debemos enfocar nuestra comunicación en reconocer al otro por lo que es, resaltar cuales son sus habilidades, dones y talentos. Con el efecto pigmalión podemos ayudar a las personas a que mejoren su autoestima y su actitud ante la vida.
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